Brujas malvadas, cónyuges conspiradores, gobernantes asesinos que se deshacen de sus rivales. Los venenos que usaban eran invisibles, secretos. Tal es el poder del veneno para capturar la imaginación. Bienvenidos a “El Poder del Veneno”. En el Museo de Ciencia y Naturaleza de Denver creamos esta guía en español para ti y tu familia. Puedes elegir entre escuchar el audio, leer la transcripción, o escuchar mientras lees. Busca los números en las diferentes secciones de la exhibición para guiarte. Aquí veremos que, en el mundo natural, el veneno tiene otra cara. Los venenos son armas poderosas, elaboradas y utilizadas por innumerables organismos en la lucha por sobrevivir y reproducirse. A medida que los científicos indagan en los secretos del veneno, estamos descubriendo que estas sustancias son poderosas fuerzas para la curación.
La sal es vital para la vida, tus nervios no pueden funcionar sin ella. Pero ingerir una cantidad como la que ves aquí, sería otra historia. Podría desequilibrar la química del cuerpo al grado de causar la muerte.
Las cosas pueden ser venenosas o no, dependiendo de quién o qué seas. El chocolate, aunque amado por los humanos, es mortal para tu mascota. ¿Por qué? El ingrediente que nos da ese impulso de energía cuando comemos chocolate se llama teobromina, pero en los perros causa convulsiones.
Esta planta, conocida como digital o dedalera, es hermosa, pero mortal; puede causar ataques cardiacos. Por otro lado, al investigar su mecanismo de acción, los científicos desarrollaron poderosas medicinas contra la enfermedad cardiaca.
Nos encontramos en el Bosque del Chocó, cerca de la costa central de Colombia. Este remoto bosque está lleno de vida, y de peligro. A medida que conozcas a sus habitantes recuerda esto: el veneno que tienen no está dirigido a nosotros. Es sólo una herramienta que muchos organismos utilizan en su lucha por existir. La mayoría de las veces, si los humanos resultamos con picaduras, mordidas o envenenamiento, es porque hemos quedado atrapados en el fuego cruzado.
Aquí ves una araña errante amplificada al triple de su tamaño real. Esta araña es muy agresiva y su veneno incluye más de 20 neurotoxinas que pueden producir dolor, calambres, temblores e incluso parálisis. Aunque su veneno puede derribar a un caballo, rara vez es letal para los humanos. Sus colmillos miden hasta 5 mm de largo y penetran fácilmente la piel humana. Así que, si te la encuentras, ¡ten mucho cuidado! La mayoría de los animales venenosos tienen glándulas para producir veneno y algo filoso con que inyectarlo, ya sea púas, aguijones, espinas o colmillos...como los de esta araña. El veneno es un coctel biológico que puede incluir enzimas, y otras proteínas o químicos. Algunos de estos componentes producen dolor, otros afectan la coagulación de la sangre o el sistema nervioso. Y cuando se trata de veneno, no hay que dejarse llevar por las apariencias, el escorpión grande que ves en el panel es casi inofensivo mientras que el pequeño escorpión de cola gorda, abajo, tiene uno de los venenos más tóxicos del mundo.
Algunos entomólogos han creado una escala del dolor para clasificar las picaduras de Hymenopteros, que son abejas, avispas y hormigas. Las hormigas que ves amplificadas, escalando esta hermosa flor, son hormigas bala. Tienen una de las picaduras más dolorosas en la escala. Inyectan un potente veneno neurotóxico que contiene ponerotoxina, una sustancia que provoca contracciones musculares. De hecho, en Brasil, las hormigas bala se utilizan en rituales de iniciación. Los jóvenes se dejan picar y deben soportar el dolor para demostrar que están listos para enfrentar los retos de la vida adulta. Otras picaduras dolorosas son las de la avispa halcón tarántula y la hormiga cosechadora, la avispa papelera, por el contrario, causa un dolor mucho más leve. Las abejas y avispas son insectos sociales que viven en grandes grupos por lo que, sin la protección del veneno, sus colmenas serían como un festín para un depredador hambriento y posiblemente no podrían sobrevivir. El veneno les ayuda a defenderse, sin embargo, no siempre garantiza la victoria. A la derecha en el panel ves una hormiga que ha sido infectada por un hongo tóxico. El hongo afecta la forma en que se comporta, haciendo que la hormiga se desvíe de su ruta. Cuando muere, una estructura brota de su cabeza para dispersar las esporas del hongo.
Casi todos los animales comen plantas, y estas plantas a menudo contienen toxinas que pueden ser peligrosas. Por eso, tanto animales como humanos han desarrollado métodos ingeniosos para descomponer estas defensas químicas. Detrás del vidrio puedes ver una prensa para yuca. En América Central y del Sur, las personas utilizan prensas como esta para exprimir y desintoxicar la yuca, que es alta en compuestos que producen cianuro. Así, pueden convertirla en una harina segura para el consumo. De hecho, el cianuro es común en muchas plantas, se encuentra presente en seis de los principales cultivos del mundo: la caña de azúcar, el trigo, la cebada, la yuca, el arroz y el maíz. Para contrarrestar estas toxinas, algunos animales y humanos recurren a la arcilla. Los monos aulladores del Chocó comen arcilla de montículos de termitas. Esta tiene minerales que pueden neutralizar los taninos amargos de las hojas que comen, ayudándoles a digerir mejor. De manera similar, los elefantes en Tanzania comen suelo rico en caolinita para mitigar los efectos de las toxinas de la corteza que consumen. Esta estrategia es tan efectiva que incluso algunas personas la utilizan: en los Andes, las personas comen variedades antiguas de papas silvestres con una "salsa" especial de arcilla que neutraliza sus venenos naturales.
Las plantas terrestres han existido durante aproximadamente 450 millones de años; en ese tiempo, han evolucionado y desarrollado defensas químicas contra insectos, grandes herbívoros e incluso otras plantas. Por ejemplo, el árbol que produce las nueces de la India, cayú o cashews en inglés produce una toxina llamada urushiol. Esta toxina también se encuentra en la hiedra venenosa, el roble venenoso y hasta en los mangos. Al tocar sus ramas, esta toxina pegajosa y aceitosa causa sarpullido y ampollas en algunos organismos. Y sí, también en algunos humanos. Por otro lado, la cícada es un árbol del Chocó que constituye una importante fuente de alimento para las personas que viven en este lugar. Muelen las semillas y a veces los tallos del árbol para hacer harina, pero estos contienen una neurotoxina que se acumula en el cuerpo y puede causar pérdida del control muscular. Para eliminarla es necesario remojar las semillas y tallos por un largo rato y después enjuagarlos varias veces
Más de 100,000 compuestos químicos ayudan a las plantas a defenderse. Piensa en el picor de los chiles, el sabor amargo del café y el aroma de la canela, aunque estos son mecanismos de defensa, para nosotros son una fuente de deliciosos olores y sabores. Otros químicos incluso pueden ser útiles en la medicina, por ejemplo, la sustancia que hace venenosa a la belladona para los herbívoros puede usarse para tratar las úlceras estomacales. Detrás del vidrio ves una olla de curare, unos dardos y la carcasa para transportarlos. El curare es una toxina vegetal utilizada por los cazadores indígenas para paralizar a sus presas. Se prepara hirviendo el material vegetal durante horas, creando una pasta que se almacena en recipientes como el que ves aquí. Después se usa para recubrir dardos de cerbatana. Históricamente, el curare también ha tenido aplicaciones médicas. En la década de 1930, los científicos aislaron la tubocurarina, un componente del curare, y lo utilizaron como relajante muscular en cirugías, permitiendo una anestesia más segura y controlada. En el panel ves un árbol con un letrero de advertencia junto a una iguana. Este árbol es un manzanillo de playa. Sus frutos son extremadamente tóxicos y comerlos puede causar una hinchazón severa en la garganta, dificultando la respiración. La savia también es tóxica, puede causar ceguera temporal y ampollas. Sin embargo, esto a las iguanas de la región del Chocó las tiene sin cuidado; ellas duermen en sus ramas y comen sus frutos sin problemas, ayudando a dispersar sus semillas.
Muchos animales tóxicos han desarrollado señales de advertencia para disuadir a los depredadores, esto se conoce como "aposematismo". Estas señales suelen ser visuales, como las rayas de un zorrillo o el amarillo brillante de la rana venenosa dorada, pero también pueden incluir olores o sonidos. ¿Para qué sirven estos sistemas de alerta? Tanto para las presas tóxicas como para los depredadores, los ataques tienen un precio muy alto: una señal clara que dice “¡No te me acerques!” es una gran forma de evitar conflictos. Aquí ves muchas mariposas coloridas. Estas tienen toxinas provenientes de la pasiflora, que consumen cuando son orugas. Estas toxinas, incluido el cianuro, se retienen en su cuerpo; sus colores vívidos advierten a los depredadores del peligro. Otros animales imitan estas señales de alarma para engañar a los depredadores. Esto se conoce como mimetismo. Por ejemplo, a la derecha ves dos serpientes: una coralillo venenosa y una serpiente lechera inofensiva. La serpiente coralillo tiene franjas rojas junto a las amarillas, mientras que la serpiente lechera tiene franjas rojas junto a las negras. Para no confundirlas, recuerda las frases “rojo sobre amarillo, es coralillo” y “rojo sobre negro, ¡me alegro!” De cualquier forma, es mejor evitar a todas las serpientes. Durante años, se pensó que la mariposa virrey (a la izquierda del panel, arriba) imitaba a la tóxica mariposa monarca (a la izquierda, abajo), en un caso se mimetismo. Sin embargo, ahora se sabe que las mariposas virrey también son tóxicas, gracias a los compuestos fenólicos amargos de las hojas de sauce que comen. Ambos tipos de mariposas usan su toxicidad para protegerse de los depredadores.
¿Sabías que las hormigas y termitas libran auténticas guerras químicas? Utilizan aerosoles y venenos como armas, creando relaciones de beneficio mutuo con las plantas que les proporcionan alimento y refugio. Un ejemplo fascinante ocurre en los bosques de Sudamérica, donde las hormigas desalientan a otros insectos de comerse la planta que las aloja. ¡Imagina controlar todo un paisaje siendo tan pequeño! Así es como, en Perú y Ecuador, las hormigas crean los llamados "jardines del diablo". Eliminan todas las plantas excepto las que les sirven de hogar. Esta relación simbiótica resulta en más espacios de anidación para las hormigas y menos competencia para las plantas anfitrionas. Un grupo interesante de hormigas es el género Myrmelachista. Estas utilizan sus aguijones para inyectar ácido fórmico en las plantas. El daño que causa es visible en tan solo unas horas. Y no solo las hormigas juegan este juego. La oruga del Chocó (en el panel, a la derecha, arriba) usa las espinas venenosas de su espalda para defenderse, causando hemorragias severas en sus atacantes. Por último, el ciempiés gigante (a la derecha, abajo) puede medir hasta 30 cm de largo y usa sus tenazas venenosas para capturar presas tan grandes como roedores y aves. Aunque su veneno puede causar dolor y fiebre en humanos, rara vez es letal.
De las aproximadamente 3,000 especies de serpientes en la Tierra, sólo entre 250 y 500 tienen veneno peligroso para los humanos. El veneno de serpiente está diseñado principalmente para cazar y digerir a sus presas. Aquí ves una víbora de pestañas, esta debe su nombre a las coquetas escamas sobre sus ojos. Su veneno es una mezcla de toxinas que afectan los nervios, destruyen músculos y atacan la sangre. La hemotoxina, por ejemplo, activa los factores de coagulación en la sangre de la presa, provocando hemorragias incontrolables. Aunque sus mordeduras rara vez son fatales para las personas, como con cualquier serpiente, lo mejor es tratarlas con respeto y no manipularlas. Las víboras inyectan veneno mediante un mecanismo similar a una jeringa. Tienen un músculo compresor que actúa como un émbolo, empujando el veneno a través de los colmillos huecos. Estos colmillos se pliegan cuando no se usan y se extienden para inyectar veneno con un golpe rápido.
Los tóxicos naturales son sustancias poderosas y los humanos hemos encontrado muchas formas de usarlas: como medicinas, herbicidas e incluso drogas alucinógenas. Pero, no somos los únicos. Muchos animales también usan el veneno de otros organismos para sus propios fines. Por ejemplo, aquí ves un pájaro haciendo algo un poco extraño: el mirlo de cola larga es uno de cientos de especies de aves que “limpia” sus plumas con hormigas, incitándolas a liberar ácido fórmico. Ciertos científicos creen que el ácido ayuda a eliminar parásitos y microorganismos de la piel y plumas del ave. Los arrendajos, entre otras aves, se comen las hormigas después de frotarlas, y es que las hormigas sin ácido probablemente sean más sabrosas. El pitohui es un colorido pájaro de Nueva Guinea. Los habitantes locales lo nombraron “pájaro de piel amarga que arruga la boca”. La mayoría de la toxina del pitohui se encuentra en las plumas y la piel del pájaro, posiblemente para disuadir a depredadores como serpientes y mamíferos de comérselo. Tanto el pitohui como la rana dorada venenosa de Colombia cuentan con una potente toxina nerviosa llamada batrachotoxina. Es probable que provenga de los escarabajos en su dieta. Si esta toxina entra en el torrente sanguíneo, puede causar convulsiones y fallo cardíaco.
El veneno ha sido una fuente de mitos y leyendas alrededor del mundo; ha inspirado ficciones mágicas, causado enfermedades misteriosas y explicado fenómenos místicos. Desde la aparente muerte de personajes literarios hasta envenenamientos en la vida real, existen poderosas toxinas detrás de estas historias. Las causas de las enfermedades han sido debatidas a lo largo de la historia. ¿Era magia? ¿Un veneno no identificado? ¿Una enfermedad desconocida? La ciencia nos ayuda a responder estas preguntas. Por ejemplo, la malaria, que significa “aire malo” en italiano, se creía causada por aire venenoso. Ahora sabemos que su causa son microorganismos transmitidos por mosquitos.
Según la leyenda, Cleopatra, la última faraona del antiguo Egipto, terminó con su propia vida provocando a un serpiente áspid para que la mordiera. La serpiente que actualmente llamamos áspid produce un veneno muy doloroso, pero rara vez mortal. La cobra egipcia es un candidato más probable, ya que su veneno es extremadamente mortal. Pero sería una muerte dolorosa y con violentas convulsiones y, según los informes, la muerte de Cleopatra fue tranquila y pacífica, así que es más probable que haya elegido una muerte más agradable, quizás ingiriendo una mezcla de opio, acónito y cicuta.
En esta proyección puedes ver dos populares mitos griegos que muestran que los humanos han usado el veneno para su propia ventaja desde hace miles de años. En el primer mito, Hércules se propone matar a la Hydra para así recubrir sus flechas con su poderoso veneno, pero debe tener cuidado, si una de las nueve cabezas de este monstruo lo muerde, será su fin. El reto es que, cada vez que intenta cortarle una cabeza, ¡le salen dos! Entonces tiene una gran idea: quemar cada muñón para que no crezcan cabezas nuevas. Hércules sumerge cada una de sus flechas en la venenosa sangre de la Hydra; ahora, cada una de ellas es un toxikon, que en griego significa “flecha venenosa”. De la palabra griega toxikon provienen las palabras toxico y toxina, que significan “algo venenoso”. El segundo mito es ls historia de Medea, una hechicera con poderes mágicos que viajaba al lado de su esposo Jason, quien había encontrado el vellocino de oro. Cuando la pareja llegó a Corintos, el rey y su hija, Glauce, los recibieron. La joven princesa se enamoró de Jason de inmediato, y Jason, imaginando que su gloria sería aún más grande si se casara con una princesa, abandonó a Medea. Deshecha y traicionada, Medea envió a sus hijos al palacio para que la princesa los cuidara, y para sobornarla, no los envió con las manos vacías. Los niños llevaban regalos, un vestido y una corona, así que Glauce accedió a cuidarlos. Pero no sabía que era un truco, ¡Medea los había envenenado! El veneno quemó a Glauce, y cuando el rey trató de ayudarla, él también se envenenó. Triunfante en su venganza, Medea se fue volando en una carroza de oro. Y Jason, triste y conmocionado, se quedó sin nada.
Nerón fue gobernante del Imperio Romano por 14 años. Durante ese tiempo hizo bastantes enemigos, y a muchos de ellos los despachó con veneno. De hecho, sus necesidades asesinas eran tan grandes que contrató a Locusta, una envenenadora profesional, para que preparara sus pociones mortales. Se cree que el agua de laurel cerezo era uno de los venenos favoritos de Nerón. Cuando se cortan sus hojas, producen un olor amargo de almendra, sello distintivo del cianuro. Las hojas trituradas se empapaban en agua y el líquido resultante se servía a víctimas que no sospechaban nada.
Aquí ves una famosa escena de la tragedia Macbeth, de William Shakespeare. Tres brujas se reúnen alrededor de un enorme caldero hirviente. Agregan horripilantes ingredientes al caldero mientras cantan: Ojo de salamandra y dedos de rana, pelo de murciélago y lengua de perro, magia poderosa tenga este encanto, caldo infernal, ¡hierve mientras tanto! Los historiadores han descubierto documentos con recetas específicas para crear los ungüentos voladores que las brujas supuestamente utilizaban para volar. Claro que no volaban realmente, pero eso no significa que no hacían nada. Los ingredientes que contienen provocaban variadas sensaciones como entrar en trance, mareos, la sensación de estar flotando, alucinaciones, etc. Combinados, no es de sorprenderse que algunos individuos pensaran que de verdad estaban volando. A través de la historia, y alrededor del mundo, se han utilizado mezclas herbolarias para todo; desde pócimas de amor hasta tratamientos para el dolor crónico y la depresión. Hace cientos de años, algunos veían estos brebajes como un peligro, por lo que muchas personas fueron acusadas de ser brujas y ejecutadas. Hoy en día, la herbolaria se sigue utilizando para crear afrodisiacos, psicodélicos, sustancias para soporte neurológico y anestésicos.
El número 20 cambió de lugar.
Aquí te presentamos una inusual forma de derrotar al ejército del Imperio Romano. Cuenta la leyenda que hace 1,800 años los residentes de la fortaleza desértica de Hatra, en lo que hoy es Irak, repelieron al ejército romano arrojándoles bombas de cerámica llenas de insectos venenosos y escorpiones. El veneno de los escorpiones, arácnidos relacionados con las arañas, contiene una mezcla de poderosas neurotoxinas. En los humanos, causa picaduras extremadamente dolorosas que pueden ser fatales. Diferentes escorpiones tienen diferentes tipos de veneno, pero el escorpión amarillo, que vive en la región de donde proviene esta historia, es agresivo y su picadura es extremadamente dolorosa. Aunque rara vez es fatal, si se libera en grandes cantidades, ciertamente podría causar pánico en la gente. Esta urna etrusca, elaborada alrededor del año 550 a.C. en lo que ahora es Italia, muestra a hombres aterrorizados que intentan defenderse de un enjambre de abejas o avispones. Muchos historiadores antiguos describen el uso de animales venenosos como armas, desde arrojar cántaros llenos de insectos o serpientes hasta soltar abejas en túneles enemigos.
Esta historia es del pueblo ama, que vive en las montañas Nuba al sur de Sudán. Cuenta que hace mucho tiempo, no existía la muerte. En aquellos días, los humanos y los conejos eran grandes enemigos. Un día, un conejo le regaló a un hombre unas raíces de árbol para que las comiera. Pero el regalo era un truco: las raíces eran venenosas. Después de comerlas, el hombre estuvo enfermo durante dos días y murió. Fue este traicionero regalo de veneno lo que trajo la muerte al mundo por primera vez. ¿Podría una persona ser realmente envenenada por un árbol? De hecho, un árbol con raíces venenosas crece actualmente en Sudán, donde se originó esta historia. Este árbol contiene grandes cantidades de estricnina, un veneno que se utiliza para matar ratas. Este hace que los músculos se contraigan, y en dosis mayores provoca espasmos musculares, vómitos, convulsiones, parálisis y hasta muerte por asfixia.
En esta leyenda del pueblo Choctaw, del sureste de los Estados Unidos, una enredadera venenosa desea regalar su veneno. Según esta historia, Cuando el mundo era nuevo, muchas personas Choctaw murieron por tocar accidentalmente una enredadera venenosa. La enredadera se puso triste. No quería matar gente, pero no tenía forma de advertirles que era peligrosa. Entonces, la enredadera convocó a una reunión con los líderes de las abejas, avispas, y serpientes, y les regaló su veneno. El veneno ayudaría a los animales pequeños a protegerse de los animales más grandes. Ellos le prometieron advertir a los demás antes de usarlo y reservarlo para quienes ignoraran sus advertencias. Cada quién tenía su estrategia, así, la serpiente de cascabel dijo “Advertiré a la gente agitando el cascabel de mi cola. Si escuchan su sonido, sabrán que deben mantenerse alejados”.
Si te enfermabas en Inglaterra en el siglo XVIII, es posible que recurrieras a este libro en busca de consejo. Popularmente conocido como “Herbario de Salmon”, este libro fue escrito en 1710 por la persona que ves en el panel, a la derecha, William Salmon. Incluso en su propia época, fue llamado charlatán o farsante, se le acusó de mentir sobre su título médico y usar sus libros para vender medicinas a base de hierbas. Sorprendentemente, siguió siendo una de las autoridades médicas más consultadas de Londres, y es que en ese entonces incluso los médicos mejor intencionados tenían dificultades para separar los hechos de la ficción. El libro está abierto en una página que habla del acónito. Acerca de este, Salmon afirma que es un veneno mortal y muy potente, sobre todo para los lobos y otras criaturas, por lo que los cazadores de bestias salvajes pueden usarlo para matar a la Bestia rápidamente. Por otro lado, Salmon afirma que el jugo de verbena, la planta que ves a la derecha en el panel, podía curar “absolutamente todos los dolores y tormentos internos, mordeduras y picaduras de víbora, e incluso la plaga o la peste y todas las demás enfermedades malignas”, bueno, ¡una exageración absoluta! En realidad, los poderes curativos increíbles como estos aún no se han descubierto en ninguna medicina real. Pero no todo eran supersticiones de la época. La información que Salmon presenta acerca de la mandrágora, la planta que ves a la izquierda en el panel, es bastante acertada. Menciona que en dosis altas es mortal, pero en dosis bajas puede ser útil para causar sueño y aliviar los dolores extremos, siendo de gran ayuda si se va a realizar la amputación de una extremidad. De hecho, la mandrágora se utilizó con cierto éxito como uno de los primeros anestésicos para las cirugías.
Aquí ves a Lucrecia Borgia, miembro de una familia célebre y muy ambiciosa en la Italia del Renacimiento. Se dice que era una envenenadora y que llevaba un anillo con un hueco lleno de arsénico. Hoy en día, los historiadores piensan que pudo haber sido inocente y que la culparon injustamente de los crímenes de su familia traicionera. Los Borgia usaban veneno para matar a miembros de la nobleza y el clero, y su veneno favorito era la cantarella. Aunque la receta se ha perdido, los científicos creen que la cantarella podría haber tenido arsénico y cantaridina, una sustancia muy tóxica producida por el escarabajo venenoso que ves en el panel.
En 1521 el explorador y conquistador español Juan Ponce de León desembarcó en la costa de Florida con dos barcos llenos de colonos: no fue recibido con gusto por los guerreros de la tribu indígena Calusa. Estos le dispararon en la pierna con una flecha envenenada con savia del manzanillo de playa. Los españoles se retiraron a Cuba, donde Ponce de León sufrió agonizante y murió a los pocos días. El manzanillo es un arma poderosa. Todas las partes de este árbol son venenosas: hojas, corteza, madera y frutos. No es de extrañar que aterrorizara a los colonos europeos. Se decía que algunos nativos americanos envenenaban a los enemigos dejando caer hojas del manzanillo de playa en su suministro de agua o bien, ataban a las personas a ese árbol cáustico para asegurar una muerte lenta y dolorosa.
¿No sería maravilloso si existieran objetos mágicos que pudieran detectar la presencia de veneno o revertir sus efectos?En todo el mundo, el temor al veneno llevó a las personas a buscar objetos encantados para mantenerse seguras. Primero hablemos de algunos objetos o sustancias que se pensaba eran antídotos: En el primer círculo grande, con el número dos, ves una botella con escorpiones. Incluso hoy en día, algunos brasileños ponen escorpiones en botellas de alcohol para crear una bebida que se dice que alivia las picaduras de escorpión. Con el número cuatro ves unas cuentas hechas de animales marinos fosilizados, estos se utilizaban como amuletos hace cientos de años en Inglaterra y se les conocía como "cuentas de San Cutberto”. Con el número seis vemos el incienso, que es una resina de árbol utilizada para aromatizar, que también servía como antídoto contra el envenenamiento por cicuta (o al menos, eso es lo que decía el naturalista romano Plinio el Viejo). En el segundo circulo grande vemos objetos que se pensaba podían purificar los alimentos, eliminando el veneno que pudiera haber en ellos. Aquí, con el número dos, vemos pendientes hechos de fósiles de dientes de tiburón. Hace siglos, los europeos pensaron que eran lenguas de dragones. Se usaban como amuletos y se sumergían en la comida para purificarla del veneno. Con el número cinco vemos unos objetos esféricos llamados bezoares. Estos son objetos duros que se encuentran en el tracto digestivo de las cabras y otros animales. Se consideraban un antídoto universal contra los venenos y, a veces, se colocaban en cadenas especiales para que pudieran sumergirse en la comida.
Aquí veremos algunos objetos que se pensaba podían protegernos del veneno contrarrestando sus efectos. Con el número uno vemos una roca verde y con rayas que se conoce como ofita o mármol serpentino. Este se usaba en amuletos para curar la mordedura de víbora. Con el número tres podemos ver unas piedras que parecen ojos, estas son ágatas y se molían y se bebían en vino para curar el envenenamiento. También se podían aplicar a la piel para curar las picaduras de serpientes, arañas o escorpiones. Se pensaba que las ágatas que parecían ojos humanos proporcionaban una protección especial. En el siguiente circulo podemos ver otros protectores contra el veneno. Con el número uno vemos unas coloridas prendas. Estos son un chaleco y sombrero de cinco venenos. Según una tradición china, en el quinto día del quinto mes usar ropa decorada con cinco animales tóxicos, podía proteger a los niños de enfermedades y animales venenosos. Estas prendas están bordadas con serpientes venenosas, escorpiones, arañas, sapos y ciempiés. Con el número tres vemos fósiles de amonites. Los amonites son animales extintos relacionados con un nautilo moderno. Estos fósiles se conocían como “piedras de serpiente” debido a su forma enrollada, y se pensaba que tenían poderes curativos. Algunos artesanos incluso tallaron en ellas cabezas de serpiente, para realzar el parecido. En el último círculo grande encontramos objetos que se pensaba podían detectar el veneno. Con el número dos vemos unas pequeñas piedras redondas. Estas se conocen como piedras de sapo o bufonitas, aunque en realidad son dientes de pez fosilizados. Antes se pensaban que provenían del interior de las cabezas de sapos vivos. Según una superstición europea, las bufonitas se calentaban en presencia de veneno, por lo que se incrustaban en anillos abiertos por el interior, permitiendo así tener contacto con la piel del usuario. Por último, con el número seis ves una réplica del cráneo de un cálao, un ave trópical que habita en África y Asia. Según una leyenda de Malasia, las cucharas y botones hechas de pico de cálao cambian de color en presencia de veneno.
Desde Sherlock Holmes hasta Shakespeare, nada le da más sabor a una historia que una buena dosis de veneno. Hay varios libros para niños y novelas para adultos jóvenes que presentan envenenamientos dramáticos. Sea cual sea tu edad, hay una historia de envenenamiento para ti. En la primera vitrina tenemos a “Harry Potter y el Príncipe Mestizo”, de J. K. Rowling. En esta historia, Harry salva a su mejor amigo del envenenamiento poniendo un antídoto universal llamado bezoar en la boca de Ron. En la siguiente vitrina, en la esquina superior derecha vemos “La Princesa Prometida”, de William Goldman. Esta novela de fantasía de 1973 más tarde se convirtió en una popular película. En esta historia, el héroe desafía al villano a adivinar cuál de dos copas de vino ha sido envenenada. A La derecha puedes ver unos comics. Los venenos aparecen en muchos cómics populares, por ejemplo, en “El Vengador Tóxico”, Melvin Junko se convierte en un monstruo mutante con una fuerza sobrehumana después de caer en una tina de desechos tóxicos. Y no olvidemos a Hiedra Venenosa, enemiga y a veces interés amoroso de Batman, quien puede envenenar a las personas al besarlas y usar toxinas vegetales para controlar sus mentes. Abajo vemos “El Caballero Verde”. En este cuento de hadas danés, el caballero verde intenta rescatar a una princesa de su malvada madrastra. Para detenerlo, la reina inserta un clavo envenenado en el remo de su bote, que lo pincha cuando rema. Cerca de la muerte, el Caballero Verde es salvado por la princesa, que prepara un antídoto hirviendo serpientes venenosas. A la izquierda tenemos “La Habitación de los Reptiles”, de Lemony Snicket, el segundo libro de “Una Serie de Eventos Desafortunados”. En este, el amado tío de los niños parece haber sido mordido por su propia serpiente, pero en realidad fue envenenado por el malvado Conde Olaf.
Sherlock Holmes, el mejor detective de ficción, era un maestro de los venenos. En el libro “El Signo de los Cuatro”, Holmes atrapa a un asesino identificando un dardo venenoso que fue utilizado en el homicidio. El autor, Arthur Conan Doyle, era médico, y se basó en sus conocimientos reales para escribir esta historia. En la siguiente vitrina podemos ver que el veneno ha sido incluido en novelas durante siglos, por ejemplo. Arriba a la derecha vemos Veneno Mortal, de Dorothy L. Sayers. En esta historia una novelista es acusada de envenenar a su ex-amante. Abajo, vemos Madame Bovary, de Gustave Flaubert. En esta novela, una mujer miserable, Emma Bovary, busca un escape final en el suicidio y sufre agonizante al envenenarse con arsénico. Flaubert imaginó sus síntomas con tanta intensidad que vomitó mientras escribía la escena de su muerte. Abajo a la derecha, vemos Yo, Claudio, de de Robert Graves. Esta historia ficticia incluye personajes históricos reales de hace 2,000 años, incluyendo a Calígula, Tiberio y Livia. Entre personajes tan despiadados como estos emperadores romanos, la muerte podría llegar en cualquier momento y en cualquier comida. A la izquierda vemos El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco donde un fraile franciscano investiga una serie de asesinatos en un monasterio europeo en los años 1300, varios de los cuales implican el envenenamiento.
Agatha Christie fue la novelista más popular de todos los tiempos. Escribió 66 novelas de misterio y al menos 28 de ellas presentan intoxicaciones. Durante su larga carrera, Christie mató personajes con arsénico, cianuro, estricnina, nicotina, talio, cocaína, digital, veneno de serpiente, acónito, belladona, cicuta, morfina, bayas de tejo y otros venenos. En la vitrina de la izquierda, vemos mitos del mundo y cuentos populares que involucran veneno. A la derecha vemos un libro con una historia de Egipto: Isis envenena a Ra. El dios egipcio más poderoso era Ra, el dios Sol. La diosa Isis sabía que Ra tenía un nombre secreto, que era la clave de su poder, para averiguar cuál era su nombre secreto, hizo una serpiente de barro humedecids con la saliva de Ra, y le dio vida. La serpiente mordió a Ra y lo envenenó, cuando pidió ayuda, Isis se ofreció a curarlo con la condición de que le dijera su nombre secreto. Ra no tuvo opción más que decírselo, y a partir de ese momento tuvo que compartir su poder con ella. Abajo a la derecha tenemos una historia de India. En esta historia una serpiente monstruosa casi destruye al mundo entero con veneno, pero el poderoso dios Shiva bebe este veneno, que no puede dañarlo, pero si causa que su garganta se vuelva azul. Por último, a la izquierda tenemos Las mil y una Noches Ilustrado. Del oriente medio nos llega esta historia donde un ingrato rey griego decapita a un médico que le había salvado la vida. Pero antes de morir, el médico le entrega al rey un libro envenenado. Cuando el rey se moja los dedos con saliva para pasar las páginas, el veneno lo mata. Cuando el rey está muriendo, la cabeza decapitada del médico lo acusa de ser un tirano.
Imagina que el libro que tienes ante ti se ha ido pasando durante generaciones, y cada nuevo propietario añade notas y nuevos conocimientos. Presiona las manchas rojas en las páginas para explorar la anatomía de cada planta y revelar su historia.
Hasta el año 221 a.C., China consistía en reinos separados que estaban contantemente en guerra. Entonces, Qin los unificó y se convirtió en el primer emperador de China. Su poder era inmenso, pero eso no le bastaba; quería volverse inmortal y gobernar para siempre. El emperador envió expediciones en busca de hierbas y pociones para lograr la inmortalidad. La leyenda dice que ingirió grandes cantidades de mercurio esperando que eso le permitiera vivir para siempre. Hoy sabemos que el mercurio no prolonga la vida, al contrario, es un veneno mortal que causa daño en los nervios, la piel, los órganos, incluso llegando a causar la muerte. Para que quedara claro lo poderoso que era, 8,000 soldados de barro de tamaño real fueron enterrados junto con el Emperador Qin. Este famoso “Ejército de Terracota”, que incluía 500 caballos de barro, estaba destinado a ayudarle a gobernar después de la muerte. Se rumora que su tumba contenía una réplica de su imperio con ríos de mercurio; el área alrededor de su tumba aún presenta un alto contenido de mercurio. Qin no fue el único que pensó que el mercurio era beneficioso. El mercurio ha sido considerado por mucho tiempo como un metal con poderes mágicos. En la historia, millones de personas, incluyendo al presidente Abraham Lincoln y la autora Louisa May Alcott, consumieron medicamentos que contenían mercurio.
En el libro para niños, "Alicia en el País de las Maravillas" de Lewis Carroll, Alicia se encuentra con un sombrerero excéntrico y malhumorado que piensa que siempre es hora de tomar el té. Lewis Carroll tenía una imaginación fantástica, pero la historia del sombrerero loco tiene algo de verdad. En esa época muchos sombrereros se comportaban de forma extraña debido a la intoxicación por mercurio. Lewis Carroll nació cerca de Denton, la capital de fabricación de sombreros en Inglaterra. A mediados de 1800’s, los sombrereros eran conocidos por tener un carácter peculiar y ser muy irritables. Tristemente, estos eran síntomas que indican que estaban intoxicados por el nitrato de mercurio que usaban para tratar las pieles y convertirlas en fieltro. Esta condición ocurría tan frecuentemente que, en el siglo XIX, dio origen a la frase "tan loco como un sombrerero". En 1941 el gobierno de Estados Unidos prohibió el uso de mercurio en la fabricación de sombreros. Aunque puso fin a esta práctica peligrosa, la amenaza del mercurio persiste. La minería de oro, las fábricas de cloro y las centrales eléctricas de carbón, son industrias por las que este metal pesado sigue contaminando nuestro ambiente, acumulándose en los océanos y finalmente en los alimentos marinos que consumimos. Tomar pequeñas dosis de ciertos venenos puede hacer que se desarrolle una tolerancia y reducir sus efectos. Sin embargo, la exposición repetida a venenos como el mercurio, el plomo y el cianuro no crea inmunidad, al contrario; estas toxinas se van acumulando en el cuerpo, volviéndose más mortales con el tiempo.
Según el cuento, Blancanieves cae en un sueño profundo después de morder una manzana envenenada. Durante días su cuerpo yace en un ataúd de cristal. Pero luego, de repente, revive. ¿Podría realmente suceder algo como esto? No sabemos que envenenó a Blanca Nieves; la historia no lo dice. Pero existen venenos reales que pueden causar que dejemos de movernos y otros que hacen que caigamos en un sueño profundo. Por ejemplo, el veneno del pez globo y algunos venenos de serpiente hacen que sea imposible mover un músculo, pero las víctimas están bien despiertas y pueden revivir completamente una vez que pasa el efecto. Eso sí, si sus músculos pulmonares se detienen, dejarán de respirar y morirán en cuestión de minutos. Por otro lado, algunos venenos, como el opio, la mandrágora, el beleño y la cicuta matan en grandes dosis, pero en dosis más pequeñas simplemente causan pérdida del conocimiento y así evitan que las señales de dolor lleguen al cerebro. Por eso, los médicos los han utilizado en las cirugías durante más de 1,000 años. Lamentablemente, esto no siempre fue así. A principios de la década de 1900, algunos médicos usaban curare, un veneno a base de plantas que causa parálisis temporal, para impedir que los pacientes se movieran durante las cirugías. Lo que no sabían es que, aunque el curare paralizaba a los pacientes, no eliminaba el dolor ni los dormía. Estos pacientes tuvieron que soportar silenciosamente cada corte del cuchillo durante la cirugía. Ahora sabemos que, durante las cirugías, los medicamentos deben usarse combinados: Los paralizantes evitan el movimiento muscular mientras que los anestésicos eliminan las sensaciones físicas y ponen a la gente a dormir.
Después de una serie de derrotas militares, Napoleón Bonaparte, afamado general y emperador de Francia, pasó sus últimos años en el exilio en la isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur. Aunque creía que sus captores británicos lo estaban envenenando, la autopsia apuntó a un cáncer de estómago. Pero hoy en día, los investigadores debaten si los metales tóxicos pudieron haber acelerado su muerte. Las muestras del cabello de Napoleón exhiben altos niveles de arsénico, que podría haber absorbido de su entorno (por ejemplo, el color verde de su papel tapiz en la isla Santa Elena contenía arsénico). Además, Napoleón estaba tomando grandes dosis de medicamentos para sus muchas dolencias, estos contenían mercurio y antimonio, por lo que pudieron haber contribuido a su muerte.
En esta sección hablaremos de algunos misterios que involucran veneno. El primero ocurre en septiembre de 1774, a bordo del barco HMS Resolution, anclado en el Pacífico Sur. El capitán James Cook y dos de sus compañeros experimentaron una súbita y desconcertante enfermedad. Los síntomas incluían dificultades para caminar, distorsión de los sentidos, náuseas, palidez, y un doloroso hormigueo en los miembros. Había varias cosas que pudieron haberlos enfermado, como la pintura a base de plomo utilizada en el barco, o el arsenico presente en las pieles de animales. Sin embargo, la enfermedad apareció de forma repentina, poco después de la cena. Y bien, ¿qué fue lo que cenaron? Cook y sus hombres habían consumido una pequeña cantidad de pez globo, este contiene tetrodotoxina, un potente veneno nervioso que aún en pequeñas cantidades fue capaz de enfermarlos gravemente. La pista crucial fue el intenso hormigueo en las manos y los pies, un síntoma característico de la tetrodotoxina, que Cook describió vívidamente como una sensación similar a "exponer las manos o los pies al fuego después de haber sido muy lastimados por el frío".
El segundo misterio ocurre en un tranquilo bosque de Minnesota, donde un búho barrado murió inesperadamente cerca de una cabaña utilizada por cazadores. Un naturalista vio que el ave, que normalmente cazaba desde su percha en los árboles, comenzó a debilitarse, mostrando las alas caídas y sufriendo convulsiones antes de su muerte. El naturalista sospechó que el búho podía haber comido una rata que había ingerido veneno, o bien que una serpiente de cascabel lo había mordido. Sin embargo, una autopsia reveló un cambio notable: el hígado del búho se había tornado de un color verde, un síntoma típico del envenenamiento por plomo. La investigación concluyó que el búho había comido palomas a las que habían disparado con munición de plomo. Este contacto repetido con el plomo en los cuerpos de las palomas fue lo que envenenó al búho. En la siguiente sección encontrarás una presentación en vivo de otro misterio. Por el momento no tenemos presentaciones en español, pero estamos trabajando en ello.
La palabra "veneno" suele ser aterradora, nos hace pensar en peligro y dolor. Sin embargo, si se utiliza con cuidado, el veneno tiene el poder de curar. Se han utilizado toxinas de plantas y venenos de animales en tratamientos desde la tos hasta el cáncer. Y la búsqueda de nuevas medicinas hechas a partir de toxinas naturales apenas está comenzando. Actualmente se estudian miles de toxinas, ofreciendo una infinidad de posibles nuevos fármacos. El uso de venenos en la medicina se remonta a miles de años atrás. De hecho, la palabra "farmacéutico", que se refiere a los medicamentos, proviene de antiguas palabras griegas que significan envenenador, hechicero o alguien que da medicinas.
Los científicos están investigando activamente nuevos medicamentos potenciales a partir de toxinas vegetales y animales. En estos círculos ves algunas de las miles de especies cuyos veneno se está utilizando para curar. En esta guía los hemos agrupado de acuerdo a sus usos. Algunos organismos que tienen anticoagulantes son la Sanguijuela Medicinal Europea, el murciélago vampiro común, y algunas arañas. Para el dolor, contamos con la ayuda de las amapolas de opio, la mamba negra, el pez globo y la gaulteri. Esta última tiene el mismo compuesto activo que la aspirina. Para regular el corazón y la presión arterial se han descubierto propiedades tanto en la dedalera como en la serpiente yarará brasileña. Hemos obtenidos antibióticos del moho Penicillium chrysogenum, de donde se obtuvo la penicilina por primera vez, el hongo Acremonium strictum, fuente de las cefalosporinas y de algunas bacterias hemos obtenido otros antibióticos. Por último, del ajenjo dulce hemos obtenido un tratamiento común contra la malaria. Y estamos probando el veneno de la Cobra de Monóculo como un medicamento contra la artritis.
Este árbol es un tejo. Estos contienen unos compuestos tóxicos, llamados taxoides, que protegen a los árboles de ser consumidos por animales. Para los humanos es tan venenoso que comer un puñado de sus agujas puede matar a una persona. Pero también tiene su lado bueno, los investigadores descubrieron que también contiene un químico que ha probado ser un eficaz medicamento contra el cáncer. El paclitaxel impide que las células se dividan y multipliquen, limitando la expansión de células cancerosas. Se necesita más de una tonelada de corteza de tejo para extraer tan solo 10 gramos de medicamento, esto puso en peligro a varias especies de tejos en la década de 1990. Hoy en día, este medicamento se produce a partir de otros componentes de los tejos, o de células de tejo cultivadas en tanques líquidos, protegiendo así a los árboles.
Este acuario puede parecer bonito, pero casi todo en él es tóxico. Muchas criaturas marinas utilizan defensas químicas para disuadir a los depredadores, mientras que otras, como las anémonas y los caracoles, utilizan veneno para capturar a sus presas. Los organismos del mar tienen mecanismos de defensa e interacciones increíbles. Veamos algunos de ellos: Los peces payaso conviven con anémonas y son inmunes a su veneno gracias a una capa espesa de moco que los protege, beneficiando a ambos organismos en simbiosis. Las anémonas, por su parte, son depredadores mortales que dependen de sus tentáculos venenosos para atrapar presas. Actualmente se estudian sus venenos para posibles usos en el tratamiento del cáncer, la obesidad y la esclerosis múltiple. Los caracoles cono del Pacífico medio, se mueven lentamente, pero gracias a una pieza bucal modificada que actúa como un arpón y dispara muy rápidamente, son capaces de paralizar a su presa. Las toxinas en su veneno bloquean las señales de dolor antes de que lleguen al cerebro, por lo que podrían ser una fuente de analgésicos más potente que la morfina. También se están estudiando para desarrollar posibles medicamentos para la epilepsia, el Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. Las esponjas son animales que comen filtrando bacterias y otras partículas pequeñas del agua. Albergan microbios simbióticos cuyas toxinas las protegen contra otros microbios.
Las tarántulas, como la tarántula chilena rosada que ves aquí, pueden asustar a personas y animales mucho más grandes que ellas debido a sus venenos tóxicos. Aunque sus mordeduras son dolorosas, generalmente no causan daños graves a los humanos. Desde la antigua China hasta el Imperio Maya en América, las arañas han sido utilizadas en la medicina tradicional. Hoy en día, los científicos investigan cómo funcionan estos venenos para desarrollar medicamentos seguros y efectivos. Por ejemplo, gracias a ellas han descubierto un extracto específico que ayuda a regular el ritmo cardíaco, previniendo espasmos y mejorando la regularidad del latido. Esta sustancia podría también ofrecer tratamientos para el dolor y la distrofia muscular, mostrando así el potencial terapéutico de estos venenos.
La toxina botulínica, uno de los venenos más letales conocidos, es producida por la bacteria Clostridium botulinum. Una millonésima de gramo de esta sustancia puede ser fatal para un adulto; provoca parálisis muscular y puede causar la muerte por sofocación. Sin embargo, los científicos han logrado aprovechar estas toxinas para tratar una variedad de condiciones médicas. Permite detener espasmos musculares no deseados, estrabismo, bruxismo y otros trastornos. Además, es utilizada cosméticamente bajo el nombre comercial de Botox para reducir temporalmente las arrugas. Los microbios, organismos unicelulares como bacterias y hongos, están presentes en todos lados y han desarrollado venenos que les ayudan a deshacerse de la competencia. Algunas de estas toxinas se utilizan ahora como antibióticos para combatir microbios que causan enfermedades en humanos.
Los monstruos de Gila, aunque se mueven lentamente, tienen una mordedura peligrosa. Los científicos descubrieron que un componente de este veneno reduce el azúcar en la sangre. Desde 2005, un medicamento derivado de este componente se ha usado exitosamente para tratar la diabetes tipo II. Los investigadores médicos están estudiando otros venenos de reptiles para desarrollar fármacos que nos permitan tratar desde la alta presión sanguínea hasta hemorragias. Algunos de estos ya están en uso. Por ejemplo, los inhibidores de la angiotensina, utilizados para como un tratamiento para la presión arterial, fueron descubiertos estudiando cómo funciona el veneno de serpiente.